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REFLEXIÓN SOBRE LA ORACIÓN.

Mensaje de bendición...

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jueves, 8 de diciembre de 2011

ORACIONES DE GRACIA..... Y SOLO DIOS SABE, CUANTO PESA UNA ORACIÓN.


Sr JESUCRISTO gracias por todo lo que nos has regalado
gracias por las bendiciones que nos das cada momento
gracias mi cristo por cuidarme mientras duermo
gracias mi DIOS ETERNO por decirme: descansa en mi no temas,
A tu lado estare. Hasta que salga el sol de nuevo y vuelva amanecer
Renovare tus fuerzas mientras duermes,
para que tengas un dulce despertar
gracias AMADO MIO a todos los ANGELES que hoy me acompañaron.
gracias porque me das doble porcion de bendiciones y me permites   ESTAR en tu presencia
me ayudas a avanzar  al blanco perfecto donde està mi galardón
RECIBE UN ABRAZO CON TERNURA Y AMOR DE nuestro PADRE CELESTIAL,
SIENTELO MUY CERCANO EN ESTE MOMENTO
NO DEJES DE PENSAR EN ESE AMOR...ES TUYO, NADIE TE LO PUEDE QUITAR
GLORIA A DIOS PARA SIEMPRE.
María F.

Es maravilloso Señor:
Tener los brazos abiertos, cuando hay tantos mutilados.
Que mis ojos vean, cuando hay tantos sin luz.
Que mis manos trabajen, cuando hay tantas que mendigan.
Que tenga salud, cuando hay tantos enfermos.
Que tenga seres queridos, cuando hay tantos solitarios.
Que mi voz cante, cuando hay tantas que enmudecen.

Que maravilloso Señor:

Tener abrigo, techo y sustento, cuando hay tantos en la calle.
Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a donde ir.
Es maravilloso amar, vivir sonreir y soñar,
cuando hay tantos que odian, lloran y se revuelven en pesadillas.
Es maravilloso tener un DIOS en quien creer, cuando hay tantos
que no sienten consuelo ni tiene fe.

Es maravilloso Señor...... sobre todo, tener tan poco que pedir y tanto
que agradecer.
Astrid

Querido Dios, te agradezco por este día. Te agradezco por poder ver y oir esta mañana.
Soy bendito porque eres un Dios comprensivo y de perdón.
Tu has hecho tanto por mi y continuas bendiciéndome cada día.
Perdóname por todo lo que he hecho, dicho o pensado que no era agradable para ti.
Por favor mantenme seguro, alejado de todo peligro o daño. Ayúdame a comenzar este día con una nueva actitud mucha gratitud.
Déjame hacer lo mejor de cada día para aclarar mi mente y así
poder oírte. Por favor expande mi mente para que pueda aceptar todos tus designios. No permitas que me lamente de las cosas sobre las que no tengo ningún control.
Permíteme continuar viendo el pecado a través de tus ojos Señor, y que pueda reconocer el mal.
Continúa bendiciéndome para que pueda bendecir a otras
personas. Mantenme fuerte que pueda ayudar al débil. Mantenme con los ánimos levantados para que pueda tener palabras de aliento para otros.
Ruego por los que se pierden y no pueden encontrar su camino. Ruego por los que no te conocen íntimamente. . Ruego por los que no creen. Pero te agradezco porque yo creo.
Creo que tu cambias a la gente y cambias las cosas.
Ruego que cada ojo que lea esto sepa que no hay problema, batalla, circunstancia, o situación mayor que tu Señor. Ruego
para que estas palabras sean recibidas en los corazones, que cada ojo que las vea y cada boca que las pronuncie, las confiese dispuesto. Esta es mi oración.
En el nombre de Jesús, Amen.
Yaileen

Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y de la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito.
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
El dueño le gritó y le pidió que abandonara su tienda.
Viendo la necesidad que estaba pasando su familia, la mujer continuó: “¡por favor, señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda”.
El propietario le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de ese tipo en su tienda.
De pie y cerca del mostrador, se encontraba un cliente que escuchó la conversación y le dijo al dueño que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia.
El dueño, de una manera muy tosca, preguntó a la mujer: “¿Tiene usted una lista de compras?” ella dijo: “si, señor”. “Está bien, añadió el dueño, ponga su lista en la balanza y lo que pese, yo se lo daré en comestibles”.
La mujer titubeó por un momento, cabizbaja buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza.
Los ojos del dueño y el cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo más bajo y se quedó así.
El dueño, sin dejar de mirar la balanza y de mala gana, dijo: “¡no lo puedo creer!” el cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza, que no se movió, por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más.
El dueño se quedó allí parado con gran disgusto.
Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro... no era una lista de compras, era una oración que decía:
“Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar esto en tus manos”. El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y se quedó allí en silencio.
La mujer le agradeció y abandonó su tienda. El cliente le entregó un billete de 50 dólares (unos 500 pesos) al dueño, y le dijo:
“Valió cada centavo de este billete”.
Solo Dios sabe cuanto pesa una oración.
Lucía Zulema Madrigal Villela


BENDICIONES Y AGRADECIMIENTOS A QUIENES ENVÍAN  LAS ORACIONES Y MENSAJES, COMO TAMBIÉN A QUIENES ENTRAN  AL BLOG A LEERLAS  Y COMPARTIR ESTA BENDICIÓN.

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