Reflexiones de Semana Santa, Parte II
Segura Se entregó en la cruz y lo hizo para que todos
tuviéramos perdón de pecados; esa fue una entrega
consecuente con su vida de servicio. Jesús sufrió una
muerte violenta por ser fiel a la verdad predicada y por
hacer el bien. Su vida y sus principios atrajeron la furia
de muchos. No soportaron que sanara a un paralítico
porque lo había hecho el día equivocado; no admitieron
que se acercara a los marginados...
Viernes Santo: El camino del perdón
Viernes Santo: El camino del perdón
La muerte en una cruz constituía una pena denigrante, tanto
que estaba destinada sólo para los esclavos, los provincianos
y los criminales más bajos. No era común, por ejemplo, que se
crucificara a un ciudadano romano; ellos tenían derechos que
los protegían para no recibir esa muerte. Pero Jesús, siendo
judío, y habiendo atentado con sus enseñanzas contra las más
preciadas instituciones religiosas y políticas, tanto romanas
como judías, fue condenado al vilipendio de la cruz.
¡Crucifícale!, fue el grito enfurecido de una turba de fanáticos
que creían que Jesús debía morir a causa de su irreverencia.
Caifás, como sumo sacerdote, convino con la muerte de Jesús
por considerarlo un blasfemo. Anás, sacerdote suegro de
Caifás, investigó a Jesús y decidió que era oportuno darle
muerte porque sus palabras eran una agresión al orden
religioso de su tiempo. Herodes Antipas, el gobernador, y
Poncio Pilato el procurador, se burlaron de él y profirieron la
sentencia por conveniencias políticas. Todos por igual,
religiosos y políticos, ciudadanos y gobernantes, concertaron
la muerte de Jesús y juntos lo condujeron al castigo de la cruz.
La verdad es que Jesús sufrió una muerte violenta por ser fiel a
la verdad predicada y por hacer el bien. Su vida y sus principios
atrajeron la furia de muchos. No soportaron que sanara a un
paralítico porque lo había hecho el día equivocado; no
admitieron que se acercara a los marginados y excluidos; no
aceptaron que hiciera milagros sin el consentimiento de la
jerarquía religiosa; no asintieron que el amor, como él decía,
fuera la ley suprema de la vida. Fue perseguido por presentar el
rostro generoso de Dios y por hacer presente, por medio de sus
acciones, la bondad de ese Dios. Todo esto irritó a quienes se
arrogaban la supremacía de la fe y creían que el poder político
era intocable.
Jesús murió en medio de una oscura trama de equívocos
humanos. Es cierto. Pero su muerte tenía propósitos que
trascendían el límite de esa historia terrenal en cumplimiento
de los propósitos establecidos por Dios para la humanidad entera.
¡He ahí el meollo de su muerte sacrificial! En la cena de la
noche anterior había dicho: «Esto es mi sangre del pacto,
que es derramada por muchos para el perdón de pecados»
(Mateo 26.28). Jesús vivió en función de los demás y murió en
coherencia con ese mismo destino. Se entregó en la cruz y lo
hizo para que todos tuviéramos perdón de pecados; esa fue una
entrega consecuente con su vida de servicio. Nada de absurdo
había en ella; tampoco nada parecido a un inesperado y trágico
final.
La muerte de Jesús es una expresión del amor de Dios; gracias
a ella es posible el perdón del Señor: «El amor consiste en esto:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en
sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados» (1 Juan
4.10). Es el perdón de Dios y la reconciliación con él lo que está
en el centro de la celebración del Viernes Santo. Podemos,
entonces, entablar una nueva relación con Dios; estar en paz
con él, coexistir en relaciones armoniosas con los demás que
cuánta falta nos hace en este momento de guerras infames, y
vivir una existencia reconciliada con nosotros mismos y con
la creación.
Todo eso es posible por medio del crucificado quien se entregó
y nos amó para que la entrega y el amor sean posibles entre
nosotros. ¡Un mundo distinto es posible...
http://www.nuestraedad.com.mx/reflexionesdemanasanta.htm
Cuando los demás te defrauden. Cuando muchos te abandonen.
Cuando pienses que estás solo. Mira hacia arriba... Dios siempre
te será FIEL.
La fe en Dios hace de tu peor día el primero de una nueva etapa,
mucho mejor.
Confía y duerme en paz, sabiendo que DIOS, tiene todos tus asuntos en Sus Manos.
Cuando DIOS ocupa el primer lugar en tu vida, todas las piezas
Cuando DIOS ocupa el primer lugar en tu vida, todas las piezas
restantes de tu vida encajan alrededor de Él, en un orden
perfecto.
Dios es el que salva. Dios es el que cura. Dios es el que sana.
Dios es el que salva. Dios es el que cura. Dios es el que sana.
Tan solo tenemos que creer en Él para comenzar a recibir sus
bendiciones...
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