Padre celestial, Dios de amor y bondad.
Ruego que cada ojo que lea esto sepa que no hay problema, enfermedad, batalla, circunstancia, o situación mayor que tu Señor.
Ruego para que estas palabras sean recibidas en los corazones, que cada ojo que las vea y cada boca que las pronuncie, den testimonio de Tu amor, bondad y poder...
En el nombre de Jesús, Amen.
Jesús, Tú nos has llamado a amar… Hoy reconozco ante Ti la fragilidad de mi amor. Sana en mí todas esas heridas que han sido provocadas a causa del desamor y de mis pecados, ¡heridas que me impiden amarte a Ti, mi Señor, sobre todas las cosas! ¡Purifica mi corazón...Santo Dios fiel y verdadero, mira a tus hijos/as que desde el fondo de su corazón gritan en desesperación por una respuesta.
Tu eres Dios de amor, bondad y poder para hacer milagros, el que abre camino
en medio de la mar y que sana a los enfermos, levanta al pobre y al necesitado.
Te pedimos que tu maravillosa luz llene la vida de aquel que te necesita, de
aquel que en este momento está clamando por sanidad y levantarse del
fondo del abismo en donde se encuentran .
Abre los ojos de los hijos para que se vuelvan a sus padres, sea desecha
toda división familiar.
Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales.
Sana a aquellas personas que sufren de una aflicción que atenta contra sus
vidas.
En los Evangelios vemos cómo Jesús sanó a todos los que se acercaban a Él: “los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan” (Mateo 11, 5)… Pero la sanación física siempre era producto de una sanación mayor… la sanación interior
Jesús, Tú viniste por los enfermos y los pecadores. Por eso, me vuelvo hacia Ti y quiero pedirte que sanes mi alma y mi cuerpo. Tú sabes, Jesús, que el pecado destroza y desgarra la integridad del ser humano; que destruye las relaciones entre los hombres y nuestra amistad con contigo. Pero no existe pecado ni enfermedad que Tú no puedas curar con Tu Palabra omnipotente. No hay herida alguna que no pueda ser sanada por Ti.
Gracias por sanar mi espíritu, mi alma y mi cuerpo, y por haberme dado una nueva capacidad de amar.
¡Haz que la bendición de la paz y la reconciliación, del amor y la confianza desciendan sobre mí, sobre mi familia, y sobre el mundo entero!
2. Jeremías 33:6
He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
En este versículo se nos revela que Dios trae sanidad y medicina a los hombres para su sanidad y también nos dice que Él no solo trae sanidad física sino también espiritual y mental al prometernos abundancia de paz y verdad.
Gracias mi Dios, poe escuchar nuetras oraciones y peticiones.
Confiados quedamos del amor y los milagros a tus hijos/as...
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