Cuando vayamos a dormir, pensemos en Dios y deseémoslo; deseemos que
siempre esté con nosotros, anhelemos que siempre podamos ver con
nuestros ojos su gloria y bondad; recordemos como nos ha traído hasta aquí
y agradezcamos por ello con alabanza de nuestros labios.
Pido a Dios que ponga en su corazón ese anhelo ferviente por su presencia
para que pueda comprender la magnitud de lo que significa estar con Él.
Cuando nos acostemos en el silencio de nuestra habitación pensemos
en Dios, recordemos sus hazañas y deseemos poder seguir disfrutándolo
para siempre en nuestras vidas.
Isaías dice que buscará a Dios porque cuando Dios habla, las personas
aprenden justicia.
Esto lo dice un hombre que tuvo el privilegio de ser un profeta de Dios;
un hombre al cual Dios daba palabras acerca de Israel, de otros
pueblos, de la liberación futura, del mesías prometido y otras profecías
brindadas por el juez que ha determinado justicia y juicio en el mundo.
Este hombre sabe lo que significa desear a Dios, sabe lo que significa
buscarlo, y sabe que debe buscarlo porque cuando Dios habla las
personas ven su verdad, su justicia y su luz.
Cuando comiences un nuevo día, da gracias y has una oración como
esta, pero con tus necesidades y con lo que tu corazón desea y siente.
Buenos días, Señor.
Un nuevo día que me regalas.
Gracias con toda la fuerza
de que soy capaz.
Gracias por este nuevo amanecer.
Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por tu presencia
que me acompañará en toda la jornada.
Quiero comenzar este nuevo día
con entusiasmo,
con alegría reestrenada,
con ilusión nueva.
Me da seguridad el saber
que Tú estas a mi lado:
en mi familia, en mis amigos,
en la gente con la que me voy a encontrar,
en mi propia persona.
Te ofrezco mi trabajo de este día.
Que mi esfuerzo sea fecundo,
sirva para la felicidad de los demás
y me ayude a encontrar mi propia paz.
Que, con mi trabajo, mi día sea un pedacito
del mundo que busco y sueño.
Ayúdame a llenarlo de entrega y amor.
Señor, que hoy viva de tal manera
que cuantos se acerquen a mi
descubran tu presencia y tu ternura.
Buenos días, Señor.
Un nuevo día que me regalas.
DIOS LES BENDIGA.
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