“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”.
Salmos 16: 11.
Desde que te conocí, aprendí lo que es vivir,
Mi vida empezó a tener sentido mi Dios.
Viene pruebas, problemas, duda, afán, pero nada me robara la paz,
Nada me puede arrebatar el gozo que solo TÚ me has dado.
En todo tiempo te alabo, en tu presencia danzo, canto,
Mi rostro se inunda de sonrisas,
Con solo saber que estás conmigo todos los días de mi vida
Y que mi fortaleza viene de ti.
¿Por qué desanimarme, porque bajar mi rostro?
Si puedo mirar al cielo y ver tu grandeza,
Saber que el Todopoderoso está en mi.
Despojándome de lo que no viene de ti
Ignorando la aflicción, porque soy un hijo (a) de Dios
Que se deleita porque puede vivir en libertad
Y sonreír.
Todos me podrán dar la espalda,
Mas yo sé que valgo la sangre de mi Jesús,
Por esa razón mi ser se inunda de felicidad,
De gozo, de paz,
Porque tú te llevaste el dolor y ahora en mi solo hay alabanzas para ti.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Salmos 42: 5
ANGELA HERNANDEZ.
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